martes, noviembre 3

Adolescentes: ¿Un mundo paralelo?














Es tan difícil entenderlos. Pasan horas frente a la computadora o al televisor, jugando con sus celulares o con los videojuegos. Escuchando su mp3 o preparando sus salidas del fin de semana. Desinteresados por la sociedad, creyéndose los dueños de todo, gran parte de los adolescentes contaminan, ensucian y destruyen muchas veces sin darse cuenta de los daños realizados.
Los adolescentes de hoy en día viven acomplejados, llenos de incertidumbre por no saber qué estudiar al terminar la secundaria, autodestruyéndose para “pasarla bien”, con miedos y sufrimientos por amores no correspondidos. ¿Cómo hacer para entenderlos? ¿Qué responder a sus quejas? ¿Cómo llevarlos por el buen camino?
Preguntas frecuentes que muchos padres se cuestionan e intentan responder para poder educar a sus hijos de la mejor manera, ya que atraviesan la etapa más difícil e importante de sus vidas. El mundo adolescente se ha convertido en un mundo paralelo que se debe cuidar y tener en cuenta, porque ellos serán el futuro.
La adolescencia, que suele situarse entre la pubertad (en torno a los 12 años), y el comienzo de la edad adulta (en torno a los 20), es una etapa de transición, en la que se ha dejado de ser un niño pero todavía no se es un adulto, y en la que se experimentan cambios muy importantes y un alto nivel de incertidumbre, tanto por parte del individuo como por parte de los adultos que los educan.
Los estudios psicológicos llevados a cabo sobre esta etapa llevan a destacar tres características básicas: desequilibrio y dramatización, cambios en la forma de ver el mundo y cierta necesidad de ser especial. Cuentan con una marcada tendencia a la exageración, un gran distanciamiento de la realidad por ende la juzgan a partir de lo que creen y una fuerte necesidad de sentirse especiales, la cual ayuda a explicar por qué desean los problemas.
Pero ¿qué se debe hacer para ayudarlos sin que se sientan presionados? Una de las formas es retirar la protección de forma gradual. El adolescente necesita una experiencia de autonomía en la que el adulto lo respete pero siga comunicándose con él y esté disponible para ayudarlo y apoyarlo cuando no sepa cómo manejar diversas situaciones.
Otra opción es aceptar el proceso de construcción de una identidad diferenciada. Los adultos pueden hacerlo reconociéndole que debe elaborar su propio proyecto vital, que no puede dedicarse a imitar las identidades de sus padres. Es muy importante estimular la comprensión recíproca. La dificultad de comunicación que suele producirse se origina en parte, por el conflicto entre las formas de pensar que caracterizan cada etapa. Para favorecer la superación de estas dificultades y mejorarlo conviene que el adulto se ponga en el lugar de su hijo (recordando su propia adolescencia) y que el adolescente se ponga en el lugar de ellos.
Muchos padres se cuestionan ¿cuándo es indicado realizar éstas charlas y cómo hacer para que no parezcan reproches?
Siempre será indicado mantener charlas con un hijo, sea adolescente o no, pero se deben elegir momentos adecuados, evitando todo tipo de diálogos en situaciones delicadas, estresantes y hay que saber cuándo detener una discusión. Es necesario evitar los monólogos, los discursos y las lecciones. Pues los adolescentes rechazan inmediatamente este tipo de comunicación, distante y/o protectora, en la que sienten que sus padres no se han enterado de que ya no son niños.
Claro está que se debe estimular el intercambio de opiniones, escuchándolos para tratar de entenderlos. Evitar discusiones por conductas de poca importancia, como el orden de su habitación o la poca ayuda en las tareas de la casa, porque estas peleas no son útiles y reducen la calidad de la comunicación. Un problema grave es la incertidumbre que poseen los adolescentes, ya de 17 y 18 años al decidir cuál será el rumbo de su vida. Terminan la escuela secundaria y pasan a ser más responsables de ellos mismos, pero están indecisos sobre qué carrera seguirán y cuál será su vocación. Es importante que sus padres estén presentes más que nunca en este momento, ya que necesitan un apoyo incondicional.
El adolescente y las tentaciones…
En un mundo donde la crisis es cada vez mayor, donde los valores se van oscureciendo, la inseguridad crece día a día y todos aquellos “vivos” que se aprovechan de los jóvenes se multiplican, se debe tener en cuenta que los adolescentes son las primeras víctimas que necesitan protección.
Ante una sociedad así, los jóvenes, llenos de frustración, confusión y vulnerables en vez de enfrentarla eligen el camino más fácil, buscando mil formas de huir sin medir las consecuencias. Las normas no se cumplen, el caos se hace cada vez más evidente, el mundo en el que vivimos le brinda al adolescente diversas opciones para evadir los problemas. El alcohol y las drogas se están volviendo unas de las maneras más usuales con las que el joven busca "olvidar" la voz de su conciencia y apartarse del mundo. Todo tipo de ingesta, ya sea poco o mucho, se debe considerar como peligroso, debido a que no se puede predecir quiénes desarrollarán problemas serios y quiénes no. La clave es saber rechazarlos desde el inicio, pero el "decir no" ya no es suficiente. Algunos jóvenes están en mayor riesgo que otros de desarrollar problemas relacionados con el alcohol y las drogas. Encabezan la lista todos aquellos cuyas familias ya tienen un historial de abuso de sustancias.

Los productos legalmente disponibles incluyen las bebidas alcohólicas (para los mayores de 21 años), el tabaco (la edad legal varía), algunos medicamentos por receta médica, inhalantes y medicinas de venta libre para la tos, la gripe, el insomnio y para adelgazar. Las drogas ilegales incluyen la marihuana, la cocaína/"crack", LSD, PCP, los derivados del opio, la heroína, el paco y las "drogas diseñadas". Según investigaciones, los jóvenes que comienzan a fumar o beber desde temprana edad corren un grave riesgo a futuro.
Con la fantasía de olvidar sus problemas, de viajar a una realidad mejor que las que les toca vivir, estos adolescentes se dañan interna y externamente. A medida que pasan los días, siguen consumiendo hasta convertirse en adictos y pensar que sin la droga, no pueden vivir. Los adolescentes son más vulnerables que los adultos y los ancianos frente a las dependencias al tabaco, el alcohol y otras adicciones debido a que las regiones del cerebro que gobiernan el impulso y la motivación no están totalmente formadas, según informaron científicos norteamericanos.










Un estudio realizado por la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la provincia de Buenos Aires (SADA) verificó que uno de cada cuatro asistentes de una fiesta electrónica organizada en la costa toma éxtasis u otras drogas de diseño; que el consumo de marihuana y de bebidas energizantes con vodka es alto, y que abundan las "sustancias de apoyo al consumo", como agua mineral, cremas para la piel y chupetines. El licenciado Adrián Dallasta dirige la Fundación Proyecto Padres, y explica que los comportamientos de los adolescentes y los chicos están claramente afectados por la realidad argentina.
"No se puede crecer en una sociedad sin reglas de juego. La libertad tiene sus reglas de juego" dice Dallasta. “Resulta importante que no haya autoritarismo ni desvalorización. Los grandes sermones los aburren y el tono de sugerencia o las frases dichas al pasar pueden ser mejor recibidas”, sostiene la licenciada Vilma Cabrera de Lagache, integrante de Psicólogos y Psicólogas de Buenos Aires.
Una de las principales tareas de los padres es conocer el círculo de amistades y lugares que frecuenta su hijo y estar atento a los cambios que los adolescentes muestran casi a diario. La Fundación Proyecto Padres, que dirige el Licenciado Adrián Dallasta, ejemplifica que "resulta difícil decirle a un chico de 13 o 14 años que no puede salir hasta las 6 de la mañana, si cuando tenía 7 años organizábamos los pijamas party para que los chicos se quedaran toda la noche despiertos". "Firmeza y cariño" aconseja Dallasta para que los padres inicien desde la infancia el proceso de educación de los chicos.
¿Se podrá lograr evitar que los jóvenes constituyan un mundo paralelo?

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